Un prehistórico diferente
Había una vez en la prehistoria un prehistórico que
tenía algo que le diferenciaba de los demás y era que tenía una mancha blanca
en la cabeza. Los otros prehistóricos no se acercaban tanto a él porque le tenían
miedo Un buen día el prehistórico diferente
inventó algo con lo que cortar y afilar. Y así empezó su largo viaje, que hasta ahora nadie
sabia como iba a acabar.
Toco la pared y vio que se había
quedado la marca, se miro la mano y pinto algo parecido a un mamut. Y tubo una
idea, cada vez que cazara algo lo dibujaría y así sabría lo que había cazado.
Al cabo de un tiempo, tenía toda la pared llena y se fue de ahí.
Cuando se hizo
de noche vio un bulto de plantas, las cortó, puso la lanza para fabricar algo
con lo que sujetar las hojas y cuando se dio cuenta había fabricado muchas
piedras cortadoras y muchas lanzas. Y se fabrico una choza, también cuando se
hizo de día salió a seguir descubriendo cosas, chocó dos piedras y salió algo
caliente y brillante, puso la carne encima para que se calentara y después la
probo. Se la comió de un bocado, dejó la cosa caliente y brillante encendida y
se fue a la choza. Al día siguiente se fue a
buscar a su tribu y les enseñó todo lo que había aprendido. A partir de
ahí los otros prehistóricos se dieron cuenta de que no era peligroso, era un
amigo, y todos los prehistóricos querían estar
con el y preguntarle como lo había hecho, hasta se peleaban por quien se
lo preguntaba primero, y ese prehistórico se transformo en un prehistórico
famoso.
Firmado:
Hugo García de la
Maya
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